El lunes 30 de marzo el comité de salud federal comunicaba que la cuarentena sanitaria se prolongaría hasta el 30 de abril. Es la primera vez en nuestra historia que iniciamos un mes con el conocimiento de que lo pasaremos en casa, que los últimos 15 días han sido el inicio de un largo trayecto, que la propagación del coronavirus continuará después del 30 de abril y que los presupuestos que teníamos para comprender el mundo y nuestra realidad han cambiado y ya no volverán.
Hoy sabemos más de lo que sabíamos hace un par de semanas cuando inició en México la contingencia sanitaria, hoy nuestra realidad es más previsible que hace dos semanas, lo que hace unas semanas parecía sacado de un cuento de Kafka o de una novela de Camus hoy se presenta como una realidad ineludible en la cual tenemos que hacer nuestra vida.
En los últimos días he escuchado diversas frases: “mis objetivos están en stand by”, “ya que termine la cuarentena y podamos regresar al mundo”, “cuando despertemos de esto que está pasando”, “nada más hay que aguantar a que esto pase”, “cuando esto se acabe” … pareciera que el anuncio del comité de salud implica que alguien nos ha robado el mes de abril, como si la vida se haya puesto en pausa y esperamos el banderazo de salida para retomarla en donde la dejamos.
Frente a nuestra situación actual hay que darnos cuenta, lo más pronto posible, que nuestra mayor responsabilidad es hacernos cargo de nuestra vida y nuestra historia en el presente. De lo que hay que despertar es de la ilusión de creer que estamos en una situación fortuita y pasajera. Si dejamos que este tiempo de crisis pase sin que nos mueva a la reflexión, a modificar nuestros supuestos, a comprometernos con nuestros sueños y pasiones, a consolidar nuestros valores y a compartir la vida con otros, entonces, hemos perdido más que el mes de abril.
Lo que se acabará es la contingencia sanitaria y el aislamiento en nuestras casas, pero la crisis seguirá. Asimismo, en lo que nos hemos educado en términos de higiene, compromiso social, descubrimiento personal o el establecimiento de prioridades en nuestra vida que realmente son prioritarias ha de continuar. Estamos aprendiendo de nosotros mismos, de nuestras familias y nuestro entorno principios fundamentales para hacer nuestra vida.
Hoy nuestro mundo ya cambió, no cambiará después de abril ni retomaremos en mayo donde estábamos en marzo. Hoy se trata de apropiarnos del mes de abril, de nuestra vida y de nuestro mundo. Nadie nos ha robado nada, más bien, nos han despertado de la costumbre de nuestras costumbres, de los supuestos que teníamos para vernos a nosotros mismos y a nuestro entorno, nos han sacado de nuestra zona de confort y nos han presentado el mayor reto de nuestros tiempos: “gestar proyectos colectivos donde planificar la esperanza junto a otros” (Enrique Pichon-Reviére)
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